(PDF) MACEDONIO FERNÁNDEZ, "Adriana Buenos Aires" (Última Novela Mala).-

 


Sinopsis por Adolfo Obieta


Con esta edición se restaura el plan original de Macedonio Fernández de publicar juntas y mellizos la “última novela mala” (Adriana Buenos Aires) y la “primera novela buena” (Novela de la Eterna), como ya aparece prometido en las obras a aparecer anunciadas en “Papeles de Recienvenido” (edición 1944). Publicada sola en 1967 la Novela de la Eterna, quedó “desmellizada” Adriana Buenos Aires, disminución que ahora llega el tiempo de salvar. Adriana Buenos Aires fue escrita en 1922 y revisada sumariamente en 1938, sin que en el intervalo haya sido tocada ni posteriormente se hiciera otra cosa que mencionarla alguna vez. De 1938 son el final (capítulos XI-XV) y el IV, y las páginas previas al relato propiamente dicho, además de algunas acotaciones de pie de página. Adriana Buenos Aires se llamó originariamente (y supongo que biográficamente) Isolina Buenos Aires; pero luego del cambio de nombre pedido por un amigo-personaje, el autor resolvió una remoción general de nombres o la deformación de ciertos apellidos o su reemplazo por iniciales, pues en el original aparecían nombrados no sólo César y Santiago Dabove, J. L. Borges y E. Fernández Latour, sino otros, perdidos luego en el doble anonimato de la desmemoria literaria y personal. Por poco que valga el tiempo en la metafísica de Macedonio Fernández (pues es, como el Espacio, el Yo y la Causalidad, mera Inexistencia), ha tenido bastante poder como para ocultar del universo físico al autor y a la mayor parte de los amigos y testigos que podrían identificarse o identificar personas y escenas del relato. Por eso, a más de cincuenta años de escrito, podrían acaso haberse restituido los nombres que estuvieron en la mente y la letra del autor, sin daño para el honor o la memoria de nadie. En una apresurada nota “por si me muero” (1938), recogiendo una indicación del autor consigné al frente del manuscrito: “Suprimir en todo el libro los nombres César y Santiago, incluso lo marcado en rojo en la página 72”. Aprovecho no haberme muerto para recordar que la pedida supresión de nombres quedó sin hacerse efectiva, como no fue suprimido “pecho de violetas para la confidencia”, ternura metafórica resistida por el beneficiario y que al autor empero no le parecía blanda y sí exacta. Ahora solo pocos, quizás uno o dos, conocen la identidad de ciertos nombres. Y como, a diferencia de otros, tachados y sustituidos, estos no aparecen cambiados entonces, ni ciertas frases testadas, salvo las precisas correcciones consumadas, el texto aparece fiel a la redacción original.

Es posible, en fin, que este “novelón” se haya vinculado a la aventura presidencialista de Macedonio Fernández aludida en el tomo III (Teorías), pues en ciertas anotaciones de la época se alude a Isolina Buenos Aires o El hombre que quiso ser Presidente y no lo fue, como parte de un plan proselitista.

ADOLFO DE OBIETA


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